Unos estiramientos adecuados preparan el organismo para el esfuerzo que supone el entrenamiento y lo predisponen, una vez concluido éste, a un mejor descanso y una mejor asimilación.
Y es una faceta que se descuida a menudo.
Y es que muchas veces comenzamos el entrenamiento directamente, sin hacer los estiramientos suficientes y sin calentamiento y lo concluimos sin enfriar y sin los estiramientos adecuados.
Al descuidar estos ejercicios nuestro organismo se revela en forma de sobrecargas, contracturas y lesiones en general.
Los estiramientos hay que hacerlos pausadamente y de manera progresiva.
Hay que estirar para que el músculo se relaje, notando como nos tira pero sin llegar a tener sensación de dolor.
Los ejercicios deben durar entre 10 y 20 segundos.
De la posición de tensión, se sale siempre lentamente, nunca de golpe.
No hay que estirar con rebotes ni tirones, queriendo con ello conseguir una mayor flexibilidad, ya que si se hace muy violentamente puede dar lugar a lesiones.
Hay que respirar libremente, nunca con demasiada rapidez ni reteniendo el aliento. El estiramiento se debe alcanzar siempre en fase de espiración.
El orden del estiramiento debe ser de la cabeza a los pies, siguiendo un orden. Con ello conseguimos que ninguna de las partes del cuerpo se nos olvide.
No hay que buscar nunca la competencia ni con los demás ni con uno mismo. El estiramiento no es competición, pero tampoco el lado opuesto. Los movimientos demasiado blandos y poco comprometidos resultan pronto aburridos.
Los errores más frecuentes cuando se estira, se refieren, principalmente, a las alineaciones adoptadas por el cuerpo en la fase de estiramiento. Por ejemplo, en el estiramiento para las pantorrillas, la posición del pie es esencial. El pie debería tener la misma dirección que la rodilla para conseguir una tensión suficiente del músculo. Si el pie está girando hacia el exterior, no se estira ningún músculo de la pierna. (figura 1)
Otro error frecuente en los ejercicios en el suelo, que tienden al estiramiento de los músculos del muslo o de la zona lumbar de la espalda, consiste en meter los hombros e inclinar la cabeza. En realidad la cabeza se debe mantener erguida y la mirada fija hacia delante, con la espalda bien recta. (figura 2)
Y es una faceta que se descuida a menudo.
Y es que muchas veces comenzamos el entrenamiento directamente, sin hacer los estiramientos suficientes y sin calentamiento y lo concluimos sin enfriar y sin los estiramientos adecuados.
Al descuidar estos ejercicios nuestro organismo se revela en forma de sobrecargas, contracturas y lesiones en general.
Los estiramientos hay que hacerlos pausadamente y de manera progresiva.
Hay que estirar para que el músculo se relaje, notando como nos tira pero sin llegar a tener sensación de dolor.
Los ejercicios deben durar entre 10 y 20 segundos.
De la posición de tensión, se sale siempre lentamente, nunca de golpe.
No hay que estirar con rebotes ni tirones, queriendo con ello conseguir una mayor flexibilidad, ya que si se hace muy violentamente puede dar lugar a lesiones.
Hay que respirar libremente, nunca con demasiada rapidez ni reteniendo el aliento. El estiramiento se debe alcanzar siempre en fase de espiración.
El orden del estiramiento debe ser de la cabeza a los pies, siguiendo un orden. Con ello conseguimos que ninguna de las partes del cuerpo se nos olvide.
No hay que buscar nunca la competencia ni con los demás ni con uno mismo. El estiramiento no es competición, pero tampoco el lado opuesto. Los movimientos demasiado blandos y poco comprometidos resultan pronto aburridos.
Los errores más frecuentes cuando se estira, se refieren, principalmente, a las alineaciones adoptadas por el cuerpo en la fase de estiramiento. Por ejemplo, en el estiramiento para las pantorrillas, la posición del pie es esencial. El pie debería tener la misma dirección que la rodilla para conseguir una tensión suficiente del músculo. Si el pie está girando hacia el exterior, no se estira ningún músculo de la pierna. (figura 1)
Otro error frecuente en los ejercicios en el suelo, que tienden al estiramiento de los músculos del muslo o de la zona lumbar de la espalda, consiste en meter los hombros e inclinar la cabeza. En realidad la cabeza se debe mantener erguida y la mirada fija hacia delante, con la espalda bien recta. (figura 2)
Figura 1 - Figura 2